Es necesario analizar la situación y las circunstancias del despido. Un despido improcedente puede estar disfrazado para que parezca procedente. De esta forma, la empresa no pagará indemnizaciones. En cualquier caso, siempre la mejor opción es solicitar los servicios de un abogado laboralista especialista en la materia.
La ley considera que un despido es improcedente cuando:
- Las razones del despido que la empresa expone en la carta de notificación no son las que caracterizan a un despido objetivo previsto en el Estatuto de los Trabajadores. Estas causas son deterioro económico de la empresa, modificaciones técnicas, organizativas o de producción.
- No existen motivos disciplinarios que justifiquen el despido. La empresa debe tener pruebas de comportamiento inadecuado para argumentar estas razones.
- Obedece a discriminación de cualquier tipo.
- Vulnera derechos, por ejemplo, maternidad y adaptación de la vida familiar a la laboral, representación de trabajadores, libertades públicas.
Suele ocurrir que, en estos casos de despido improcedente, el trabajador perciba desde tiempo antes que la empresa tiene intenciones de despedirlo. Es frecuente que tenga indicios varios antes de que se produzca la comunicación. En este caso, deberá estar alerta y preparado para iniciar gestiones de impugnación.